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domingo, 13 de abril de 2008

Ones upon a time...

Había una vez una niña llamada... en realidad no importa mucho su nombre... No era precisamente una princesa de los cuentos de hadas, pero podría ser como cualquiera de ellas, era soñadora, alegre, y no le hacia daño a nadie. Su belleza se comparaba con las mañanas de primavera con las flores aun cerradas, que esperan recibir los rayos de sol para abrir sus pétalos a un nuevo día. Disfrutaba de los días tibios y las tardes lluviosas, cantaba mientras podía porque era su forma de mostrar su alegría a los demás y exteriorizarla, porque casi siempre una sonrisa contagiante le iluminaba el rostro de piel trigueña y bronceada por el incansable sol. Unos ojos alargados color marrón y unos labios mi tan carnosos, ni tan delgados que le hacían juego.

Durante su primera juventud conoció el amor en los brazos de un joven que la llevo a descubrir partes de si mismos y deseos que nunca ninguno de los 2 habían imaginado, tuvieron vivencias juntos que los unirían para siempre, fue muy feliz y ella supo que era hacer feliz a alguien más. Encontró un gran amor y a un, mejor amigo. Disfruto de la dicha de recibir el nuevo día en los brazos de un hombre fuerte, de limpiar sus lagrimas y tener las palabras exactas y la fortaleza para ser la que decidía lo que debían y la delicadeza de aceptar lo que él le pedía, sabia antes que nadie lo que le aquejaba y eso el lo valoraba, ella amaba todas su virtudes y sus defectos también. El le mostró a aceptar sus errores, a pedir perdón porque a demás de todas sus grandes virtudes tenia graves defectos. Supo que a veces tenia que decir "Lo Siento, mi amor", sabia que cuando había amor no esperas nada a cambio y se entrego ciegamente, sin embargo, aprendió después, que no era bueno entregarse tanto así.

Un día de aquellos en que las dudas nos aquejan, sintió que no era suficiente todo eso, y que debería alejarse. Retroceder un paso para saltar como hacen los tigres antes de cazar a su presa. Ella deseaba que el entendiera que ella valía más de lo que el comprendía, ella necesitaba ser valorada por todo lo que había dado a pesar de que su amor era incondicional, necesitaba a alguien que la hiciera sentirse segura, amada, respetada, alguien que la protegiera de todo y de todos. Ella buscaba aun príncipe azul que le ponga la zapatilla de cristal y la rescate de los dragones y madrastras malvadas. Ella lo imaginaba mordiendo la manzana y que se encontraba en un sueño eterno del cual con un beso de ella, el podría despertar, estaba en sus manos que el reaccione. Dio un paso atrás y espero, pero el nunca despertó. Ella sufrió su perdida, con el beso la que despertó del eterno sueño había sido ella, comprendió que el había nacido sapo y no era ningún príncipe bajo un hechizo, o quizá ese beso no surgió efecto ante tal hechizo, en cualquiera de los dos casos, no debían seguir juntos.

Después de haber vivido tanto en tan poco tiempo, sabia que le debía muchas alegrías y tristezas, le debía la alegría de su día a día, pero aquello había terminado, ella dijo- Move on!- a pesar que renegó y escupió al cielo, dijo que no lo amaba más y que la despedida era lo mejor. No quería verlo aunque él la seguía de cerca. Ella comenzó un largo camino por volver, quería iniciar todo desde cero, mantener una nueva vida, pero se perdió camino a casa.


Aquel día ella andaba distraída, ella siempre era así, no le importaba mucho lo que encontraría por ese camino desconocido ya que ella nunca tenia miedo, o eso era lo que ella decía, era muy decidida y quería recorrer cada camino para que al final de su vida tuviera mucho por contar. Se encontró con una criatura desconocida, había escuchado hablar de ella pero nunca lo había visto. En el primer momento ella se acerco, no quería ser su amiga ni algo más que eso, solo deseaba verlo de cerca y saber como era, pero él decidió acercarse aun más, la abordó con descaro y le dijo que quería caminar a su lado durante el resto della tarde - no quiero nada más que eso, que note de miedo no soy el lobo no como a no ser que así lo desees- pronunció como sus palabras de presentación con una sonrisa pícara y extraña. A ella le agrado su simpatía y su buen trato a pesar de todo y le dijo - ya veremos, mientras tanto puedes caminar en mi dirección, es un bosque libre- El tenia un rostro alegre, cuerpo delgado y parecía un caballero, sin embargo nunca la miraba a los ojos y ella comenzaba a desconfiar -Quizá toda esta belleza solo es un disfraz y es un lobo en el fondo- decía en su cabeza mientras dejaba volar su imaginación - " Hola, mi amor, soy yo, tu lobo, quiero tenerte cerca para verte mejor" - el cantaba en su cabeza. Nunca se le pensó que aquel caballero podría ser su príncipe ya que era una criatura del bosque y hasta el final no confió en él, su compañía se acabaría más pronto de lo que pensaba -no vale la pena sembrar sentimientos en alguien así-.

Sin embargo, caminaron por lago tiempo, hasta que el amarillo se hizo naranja y el naranja, azul oscuro. En ese momento ella supo que era momento de la despedida, sabia que se habían encariñado pero también sabia que en ese camino no debía necesitar a nadie, era solo de ella y de nadie más. Aquel rostro había cambiado, por su naturaleza debía dar la vuelta de regreso pero algo lo unía a ella. En ese momento le toco a ella decidir así que se dio vuelta y despedirse de lejos, iba caminando, alejándose y volteaba de vez en cuando a ver como él la miraba del lejos, a lo mejor al día siguiente la habría olvidado pero a pesar de todo, un recuerdo bonito se llevo de su compañía.

Mientras seguía su camino la lluvia llegó, un tormenta siniestra, quería correr, regresar, quería compañía una vez más, se sentía sola, abandonada y desprotegida. Unas dudas llegaban a su cabeza, se preguntaba qué era lo que quería, qué era lo que necesitaba en realidad. Las gotas de lluvia eran cada vez más gruesas y los robustos y frondosos arboles ya no le servían de refugio, pero su decisión y perseverancia la hicieron recapacitar y darse cuenta que ese camino tenia su nombre y que era tiempo de cam
inar sola y recodar cuanto disfrutaba la lluvia en su cabello y las noches de verano como aquella. La lluvia paró y ella iba sintiendo que los brazos le pesaban cada vez más, las piernas no resistían más su cuerpo y los ojos se le cerraban, quería seguir pero se dio cuenta que una vez mas debía esperar a que el día llegara para continuar. Cerro los ojos y cayó en un profundo sueño. Esa noche tuvo el más maravilloso de los sueños: sintió cosquillas en su rostro, el día había llegado y una hermosa mariposa azul se había posado en su nariz, era primavera otra vez, todo era más claro, todo era más hermoso, la alegría la llenaba y todo era como siempre soñó. Una vez más lo estaba soñando pero esta vez era una señal, señal de que las cosas iban a cambiar. Al amanecer no había una mariposa en su nariz, tampoco la llenaba la alegría, pero si la esperanza, además después de todo había un sol pasada la tormenta, ella sabia que solo era cuestión de tiempo y de esperar a que la primavera llegue. Le tomó un día más llegar a casa, en ella estaba mucho más positiva, las cosas iba a cambiar cuando ella este preparada y lista para algo nuevo, y mientras tanto ella esperaría la primavera.

Llego el otoño, romántico otoño y aunque ella sabia que todavía no era primavera y dejo los detalles de tiempo de lado, se sentía preparada, y lo estaba. Decidió salir de su casa, era un bello día y las hojas le daban ese toque cursi de las películas, abrió los ojos, ya estaba lista para que el sol le ilumine el pecho y el destino le trajera buenas noticias, al fin y al cabo, estaba escrito, alguien llegaría por el otro lado del camino y la acompañaría. Un pájaro se lo dijo, el viento se lo dijo, hasta en sueños lo visualizaba.

Ese día no ocurrió nada, solo fue un día más, tampoco ocurrió nada a lo largo de la semana por lo cual ella empezó a dudar de su fe en su suerte. Finalmente, alguien toco a su puerta, lo cual era muy raro puesto que nadie pasaba por su casa a menudo ni mucho menos le tocaban a la puerta lo cual ese evento la asusto. Al abrir la puerta lo vio y el dijo- Te he estado buscando por algún tiempo- o eso fue lo que ella creyó escuchar ya que el sonido del latir de su corazón no le permitía oír muy bien. La saco de su casa y le dijo - Quería conocerte, había escucho tu voz y estuve dudando mucho tiempo de acercarme ya que solo miraba de lejos-. Aquel muchacho la miraba a los ojos, parecía sincero, aquel muchacho le decía todo lo que ella quería escuchar, aquel muchacho no era más que un caballero pero, parecía su príncipe, aquel muchacho llegó para alegrarle la tarde. Sin embargo pasada la tarde el tubo que retirarse. Asustada ella le pregunto el motivo pero él no supo que decir - El día siguiente a este, vendré por ti, espérame- . La pequeña niña solo sonrió aceptando con la cabeza, una vez más dejándose llevar, porque así era ella, una vez más la ilusión llegó a su corazón y ella no pudo cerrar un ojo en toda la noche imaginado el regreso del caballero al día siguiente. Imaginaba su sonrisa, imaginaba lo que le diría, los lugares adonde irían, todo estaba planeado no quería equivocarse en nada así que pensó cada palabra que diría para que todo saliera muy bien, esta vez no cabían errores, el caballero se quedaría con ella.

Al día siguiente despertó muy tarde, había cerrado los ojos pasada la madrugada pensando en el gran día, se peinó, se alistó, espero con los ojitos llenos de melancolía en su ventana, mirando el camino, pero lo hacia a escondidas no quería que el piense que estaba desesperada, después de todo era una dama. Sin embargo, le dieron las diez y las doce y la una y las dos y las tres y sólita al amanecer se quedó. Al día siguiente fue igual y así al pasar de los días parecía como si el destino quisiera gastarle una broma macabra, no había nadie, no encontró la luna ni al caballero al otro lado del camino. Sin embargo, no paso mucho tiempo para que pudiera darse cuenta que eso había sido, solo un juego del destino. Ella se sentía preparada, y lo estaba pero el destino no estaba listo para darle la nueva oportunidad que ella ansiaba.

Ya pasada la tormenta ella entendió que la vida era así, también existen las personas que solo pasan por la vida fugazmente y nos alegran por momentos pero no valen la pena en lo absoluto, sabia que el destino le tenia preparado algo importante y mientras tanto no se iba a quedar esperando una temporada más a que algo llegue, ella no iba a buscar nada pero iba a salir a disfrutar del momento mientras dure, al fin y al cabo era joven y se sentía muy feliz.

Un día de primavera, ella salió a pasear como lo hacia todas las mañanas, solo le gustaba recibir la brisa tibia en el rosto y como siempre andaba distraída sin pensar en nada. Caminaba todos los días un kilómetro de su casa y luego regresaba, tomaba el mismo camino que había tomado cuando decidió regresar pero ahora lo conocía muy bien, lo recorría cada día sola pues ahora disfrutaba hacerlo así, solo miraba a su al rededor mientras pensaba, imaginaba, llevaba un canasta y en ella paseaba su ilusión, sus fantasías, sus sueños y deseos, sus necesidades y todo su amor para dar con la esperanza de compartirla con alguien en sus paseos matutinos. Miraba el azul del cielo con algunas nubes, trataba de distinguir sus formas y sus transformaciones, les ponía nombres e imagina en lo que se convertirían. Se aprecian un toco a ella, siempre cambiando, pero con su esencia presente. Esa mañana había una gran nube en el cielo, su canasta pesaba algo más que otros días, su torpeza la hizo tropezarse con una piedra y de repente cayó junto con su canasta al piso, y todo lo que estaba dentro se revolvió, se entreveró y se puso de cabeza, todo lo que sabia y sentía en ese memento la hizo caer de cabeza y confundirse más, el golpe la dejó mareada y por un segundo se desvaneció. Cuando abrió los ojos estaba recostada en el suelo, y el sol no la dejaba ver, como un flash que toma cada momento kodak de su vida, la encegueció, tardo unos segundos para darse cuenta que alguien la había ayudado a no caer y le estaba sonriendo con los ojos en sus ojos. Con la canasta en sus fuertes brazos y con una de esas sonrisa que ella nunca olvido y con las cuales algunas noches durante esas 3 estaciones soñaba y recordaba. La niña le sonrió como hacia antes y rieron juntos por lo gracioso de la anécdota y del fortuito encuentro.

Aquellos ojos inolvidables e incomparables que le quitaban en sueño durante los años que estuvieron juntos, aquellos ojos que eran las ventanas de su amor hacia ella, y que siempre le decían cada cosa que quería escuchar, esos ojitos que la miraban como antes. Porque fue suficiente hablarle con los ojos desde allí, todo quedo claro para ella, el había regresado pero esta vez no era el mismo, la confusión de la caída ya había pasado y ella estaba segura en sus brazos y también todo lo que llevaba en su canasta. Poco antes, en ese mismo instante su vida era su vida era tranquila y feliz, él la vino a revolver y a su canasta llena de ilusión y amor con nuevas cosas que había preparado para el gran reencuentro, algo de recuerdos, su la felicidad que sabia que la invadía con algunos bollitos y miel. Ambos solo querían saborear la masa de su pan.


En todo el camino de regreso a casa no hacían más que mirarse a los ojos hablar de sus experiencias y temores, eran los mejores amigos otra vez y comenzaron a despertarse en ambos los sentimiento que quedaron dormidos 3 estaciones atrás. El comenzó a sacar los recuerdos de la canasta y ella no pudo evitar compartir su ilusión y esperanzas con él, ya que los había preparado con mucho cariño para quien el destino y el camino le trajeran a ella. Solo que el destino no le trajo alguien diferente a su único y antiguo amor. Porque fue suficiente hablarle con los ojos desde allí, todo quedó claro para ella, él había regresado pero esta vez no era el mismo, esta vez el era mucho más parecido a su príncipe y le basto escucharlo y sentirlo para darse cuenta que esta vez él no se iba a ir de su lado, aquel hermoso caballero que una vez conoció no era más un caballero, estas 3 temporadas lejos habían logrado que el cambiara, había pensado mucho en ella la había extrañado, extrañó sus ojos, sus palabras, sus labios y su sonrisa, extrañó cada amanecer a su lado y cada silencio. Ella no era extraña a todo eso puesto que todos los días en su caminata matutina pensaba y lo recordaba con añoranza y melancolía. Cuando ella se alejó lo hizo para que él la valorara, la imaginara lejos y la extrañara pero el nunca regreso, hasta ese día. Tarde volvió pero fue el tiempo necesario, el supo esperar el momento en su vida en el cual ella caería en sus brazo otra vez, sin mayor reparo y así fue.


La tarde llego rápido, ya que como antes cuando estaban juntos las horas corrían, al llegar a la puerta sus miradas se compenetraban cada vez más, y sin darse cuenta sus brazos estaban entrelazados como las ramas delos arboles que toda la tarde los habían acogido, el rodeaba su cintura y los de ella su cuello, ella rozó suavemente su mejilla y instantáneamente su labios se reconocieron, el tiempo corría mas rápido y sus corazones latían cada vez mas fuerte sus labios ya no podían ser separados el amor del momento fue un hechizo que no les permitía separarse, el calor de sus cuerpos unidos por la rapidez del tiempo que no paraba, no podía detener sus deseos desenfrenados, antes lo habían sentido pero esta vez era diferente, no podían esperar a entra a la casa, abriendo torpemente la puerta y tropezando con el umbral. Sin embargo algo extraño ocurrió, la lluvia llego y provoco un cambio en él, su sonrisa se trasformo en confusión, el agua caía entre sus rostros antes inseparables logrando detenerlos, las gotas rodeaban su hermoso rostro que mostraba su extrañes, al parecer despertaba de un hechizo o quizá cada gota de lluvia traía consigo algún extraño hechizo que no lo dejo dar un paso más, ella tampoco entendió.


El hechizo solo había sido parte de ellos dos del volver a lo de antes, ellos eran los mismo pero diferentes, por más que deseaban estar juntos él había entendido que esa no era la forma. Además la lluvia le hizo recordar que su vida había cambiado, no era más el caballero enamorado de la dama, él, tanto como ella también había conocido nuevos caminos y los había recorrido con alguien diferente. Ella entendió puesto que, tenia derecho a hacerlo, sin embargo siempre seria suyo, serán para siempre los dos grandes amigos que conocieron el amor de la mano. Ella lo miro con una hermosa sonrisa que escondía su dolor ya que sabia no seria como antes mientras sus lágrimas en el rostro se mezclaban con la lluvia que caía sobre ella. Ella lo seguía amando mas el aun no sabia lo que quería, a ella no le gustaba forzar las cosas ya que aprendió que no era la manera de ser amaba de verdad, decidió respirar profundo y decir adiós - si me amaba regresara- ella pensó, y con la voz entre cortada dijo- casi te envido porque a mi también me gustaría tener otra ilusión - le dijo. Había lago en sus ojos de él al despedirse que le decían que emprendería vuelo y su corazón se alejaría cada vez más, intento alcanzarlo con sus cortas alas pero ya estaba lejos.

Además en sus ojos sentía aun cariño, pero era algo diferente,el la miró y la abrazo muy fuerte y dijo- vendré cada tarde a visitarte, sin embargo, las mañanas y los paseos ahora los hago con alguien más, pero tú siempre estarás en mi corazón y no te perderé de vista nunca más- le entregó su canasta, sin embargo en ella, de ilusión y esperanzas ya no quedaba nada. y La triste niña le creyó porque a el le creía todo y no existían los "nos" para él. La lluvia sobre ellos paró y ella le pidió un ultimo deseo, un último beso que sellara el encuentro e iniciara una nueva y diferente. El aceptó porque a pesar de todo aun la deseaba. fue el beso más largo y apasionado de la historia, cuando se dieron cuenta ya había amanecido y el sol alumbraba el camino de regreso de su príncipe, y así seria toda la temporada. el dijo adiós y ella también- mañana te veré como todos los días dijo él - Aquí estaré esperándote siempre- respondió ella. Y así fue.

Mientras el caminaba ella pensaba -"no se si por lo que acabo de hacer sea castigada, pero ese hechizo que lance no me convierte en la bruja de la historia, él volverá cuando encuentre de nuevo el amor dentro de si mismo, pero volverá porque ese beso llenó mi canasta de la esperanza que ya se acabo en mi canasta". Algo que no se había acabado era su ilusión, aquello nunca terminaba porque le sobraba, así como sus sueños y deseos. Ella esperaría paciente cada día por su príncipe porque un día él regresaría y ese día seria diferente. Mientras tanto, ella alistó su canasta porque esa misma mañana saldría como todos los días a caminar el kilómetro por el otro lado del camino y por las tardes esperaría dentro de casa.

Aquel día regreso con la canasta llena, no había encontrado con quien compartir pero aun le quedaban los recuerdos del día anterior para pensar en su caminata por el largo trecho, cantaba y soñaba con su futuro. El día como siempre la había cansado después de todo no había dormido el día anterior, ya en su cama cerro los ojos y descansó. A lo mejor su príncipe la despertaría con un hermoso beso, ese día, o el día siguiente a ese, o cualquier día de esos.

Cuando abrió los ojos el sol le caía en los ojos, un claroscuro no le permitía abrirlos del todo. se había quedado dormida debajo de una árbol, llevaba
casi una semana de no haber dormido por la presentación final de su proyecto, con el mp3 en los oídos había estado escuchando canciones que últimamente sentía como suyas, cuando termino por darse pro vencida, a lo mejor muchas de ellas la hicieron soñar aquel sueño, el más hermoso que había tenido ya que casi nunca soñaba y aquel cuento sin fin era el inicio de una larga temporada de hermosos sueños que se mantendrán en su recuerdo por siempre, sueños que antes no entendía, o que olvidaba mientras despertaba.

-Espero no serla bruja de este cuento, ademas la vida no es un cuento de hadas, no soy más que un gris más como todos. Aunque yo no soy como todos. A veces hay que buscar nuestra felicidad sin pensar en nada más, por mucho tiempo he antepuesto la felicidad del resto a la mía, pero hoy será diferente-pronuncio en voz baja mientras se recostó a soñar una vez más
- Hoy soñare lo que yo quiera y lo convertiré en realidad, Ya volverás...-

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